¿El aumento de la demanda de IA, vehículos eléctricos y energía convertirá al cobre en el próximo petróleo?

Sí, y los datos respaldan cada vez más ese punto de vista. El papel del cobre en la economía mundial está pasando de ser un insumo industrial a convertirse en un recurso estratégico que sustenta las transiciones energéticas y tecnológicas. Los precios cotizan cerca de los 11 000 dólares por tonelada en la Bolsa de Metales de Londres (LME), un 27% más que en enero de 2025, debido al aumento de la demanda de los centros de datos de inteligencia artificial, los vehículos eléctricos (VE) y las infraestructuras de energía renovable.
Dado que la oferta mundial lucha por mantener el ritmo, los analistas creen que el cobre pronto podría convertirse en un elemento tan importante para el crecimiento moderno como lo fue el petróleo en el siglo XX, ya que alimentaría todo, desde las redes de alta tensión hasta los servidores de inteligencia artificial de la era digital.
Conclusiones clave
- Los precios del cobre se mantienen cerca de niveles récord, respaldados por la demanda de los centros de datos de IA, los vehículos eléctricos y los proyectos de energía renovable.
- Las interrupciones del suministro en Chile y Perú, combinadas con la disminución de la calidad del mineral y los retrasos en los proyectos, están restringiendo la producción mundial.
- Las entradas institucionales de fondos de pensiones y fondos soberanos han transformado el cobre en un activo de inversión estratégico.
- JPMorgan espera que el cobre alcance los 12 000 dólares por tonelada a principios de 2026, mientras que Morgan Stanley proyecta un déficit de suministro cada vez mayor hasta 2029.
- La incertidumbre de la política comercial y una Reserva Federal cautelosa pueden generar volatilidad a corto plazo, pero los fundamentos estructurales siguen siendo abrumadoramente alcistas.
La escasez de suministro de cobre satisface la creciente demanda
A diferencia de los auges anteriores de las materias primas, el repunte del cobre no es producto de la especulación, sino una respuesta a profundos desequilibrios estructurales. La producción mundial sigue teniendo dificultades, ya que alrededor del 6% del suministro está actualmente desconectado debido a las huelgas laborales, las perturbaciones climáticas y los cuellos de botella de infraestructura en toda Sudamérica.
Chile y Perú, que en conjunto representan aproximadamente el 40% de la producción mundial de cobre, se enfrentan a graves presiones operativas. Las redes logísticas dañadas, los retrasos en los programas de mantenimiento y la limitada capacidad de transporte han reducido el movimiento del mineral, mientras que las antiguas fundiciones funcionan por debajo de su capacidad.
Para agravar esto está la geología. Los nuevos depósitos de cobre son produciendo minerales de menor calidad: por lo general, un contenido de cobre del 0,3 al 0,8%, en comparación con el 2 al 5% de décadas anteriores. Esto significa que los mineros deben procesar más roca para lograr la misma producción de metal, lo que aumenta tanto los costos como la huella ambiental.
Mientras tanto, los plazos de desarrollo de las minas se han extendido entre siete y dieciocho años, lo que limita la velocidad a la que la nueva oferta puede responder a la creciente demanda. Morgan Stanley prevé un déficit mundial de 590.000 toneladas en 2026, que se espera que aumente a 1,1 millones de toneladas en 2029, el mayor déficit en más de dos décadas.

La revolución de la demanda de cobre: IA, vehículos eléctricos y energía limpia
La demanda de cobre de la próxima década no provendrá de la construcción o la fabricación tradicional, sino de las tecnologías que impulsan las transiciones mundiales de energía y datos.
Los centros de datos de IA se han convertido en una nueva e importante fuente de demanda. Según el Departamento de Energía de los Estados Unidos y una investigación del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, los centros de datos podrían consumir entre el 6,7% y el 12% del total de la electricidad estadounidense de aquí a 2028, frente al 4,4% registrado en 2023. Cada nueva instalación requiere grandes cantidades de cobre para el cableado, los transformadores y la distribución de energía.
Los vehículos eléctricos (VE) son otro motor clave del crecimiento. Cada vehículo eléctrico contiene entre 40 y 50 kilogramos de cobre, aproximadamente cuatro veces más que un automóvil a gasolina. Con el aumento de la producción de vehículos eléctricos a nivel mundial, el papel del cobre en la fabricación de automóviles se está expandiendo rápidamente.
Mientras tanto, el sector de las energías renovables, en particular la energía eólica y solar, sigue absorbiendo cantidades de cobre sin precedentes. Una sola turbina eólica marina de 2 a 3 megavatios utiliza de 5 a 7 toneladas de cobre en las bobinas del generador, el cableado y los sistemas de control. Las inversiones en modernización de la red y en almacenamiento de baterías solo aumentan esta intensidad de cobre.
En conjunto, estas fuerzas están alimentando lo que muchos analistas describen como una transformación de la demanda única en una generación, que posiciona al cobre como el eslabón fundamental entre la electrificación, la digitalización y la descarbonización.
El impulso del cobre: del metal industrial a un activo estratégico
El cobre ya no es solo un metal industrial: ahora es un activo financiero y estratégico. La Bolsa de Metales de Londres sigue siendo el principal punto de referencia para los precios mundiales, pero los volúmenes de negociación de futuros y ETF del cobre se han disparado a lo largo de 2025.
Los inversores institucionales, incluidos los fondos de pensiones y los fondos soberanos, han aumentado su exposición al cobre como protección contra la transición energética mundial. Esta demanda institucional agrava las presiones de oferta existentes, creando un ciclo de retroalimentación en el que el aumento de los precios atrae entradas de capital adicionales.
Los estrategas de materias primas señalan que este ciclo se está reforzando a sí mismo: «mientras persistan los déficits, los inversores seguirán comprando el déficit», observó un analista.
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Los aranceles del cobre, la política y la cautela de la Fed
A pesar de la solidez de los fundamentos, el desempeño del cobre a corto plazo sigue influenciado por la política comercial y monetaria.
La política arancelaria cambiante de la administración Trump sobre el cobre refinado a principios de este año creó volatilidad entre los puntos de referencia de la CME y la LME. Cuando se propusieron inicialmente los aranceles, los precios del cobre en EE. UU. se dispararon debido a que los importadores se apresuraron a garantizar el suministro. Una vez que el cobre refinado quedó exento, los precios se corrigieron, pero la brecha puso de relieve la forma en que el riesgo político mueve ahora a los mercados de metales.
La revisión arancelaria de 2026 sigue siendo un evento de riesgo clave, y los operadores esperan más dislocaciones si se levanta la exención. Analistas como Roukaya Ibrahim, de BCA Research, creen que «la persistente posibilidad de que se impongan aranceles al cobre refinado seguirá repercutiendo en el mercado», lo que mantendrá los precios estadounidenses en un nivel elevado.
Mientras tanto, el de la Reserva Federal el tono cauteloso con respecto a los recortes de tipos ha frenado temporalmente las entradas especulativas en las materias primas. Sin embargo, para los inversores a largo plazo, la rigidez estructural de la oferta de cobre está eclipsando el ruido de las políticas a corto plazo.
Perspectivas de inversión en cobre: camino hacia los 12 000$ y más
JPMorgan Chase prevé que los precios del cobre podrían alcanzar los 12 000 dólares por tonelada a principios de 2026, lo que representa un aumento del 11% con respecto a los niveles actuales. Su perspectiva alcista está respaldada por:
- Ampliar la inversión en energía renovable, vehículos eléctricos e infraestructura de inteligencia artificial.
- Respuesta limitada de la oferta a corto plazo por parte de los principales productores.
- Los ciclos prolongados de desarrollo minero retrasan la nueva producción.
- Demanda institucional sostenida de exposición a materias primas.
Del mismo modo, Morgan Stanley espera que el mercado entre en su déficit más grave en 22 años, mientras que Goldman Sachs ha descrito el cobre como «la oportunidad más atractiva a largo plazo en el complejo metalúrgico industrial».
Si estas previsiones se materializan, el cobre podría mantener un nuevo precio mínimo por encima de los 10 000 dólares por tonelada, incluso ante una desaceleración macroeconómica temporal.
Análisis técnico del cobre
En el momento de redactar este informe, el cobre (XCU/USD) cotiza cerca de los 10.850 puntos, consolidándose entre una zona de soporte clave de 10.470 y un nivel de resistencia de 11.100. Una ruptura por encima de los 11 100 puntos podría reactivar el impulso alcista, mientras que una caída por debajo de los 10 470 puntos podría generar nuevas presiones vendedoras. El siguiente soporte a la baja se sitúa en torno a los 9840 puntos, por lo que podría producirse una nueva liquidación si la confianza deja de lado el riesgo.
El RSI se sitúa en torno a los 57, prácticamente sin cambios cerca de la línea media, lo que sugiere un sesgo neutral: ni una fuerte sobrecompra ni sobreventa. Esto indica un mercado en modo de esperar y ver qué pasa, con un impulso que carece de una dirección clara.
Mientras tanto, la línea MACD se mantiene ligeramente por encima de la línea de señal, pero muestra un impulso cada vez menor, lo que refleja un debilitamiento del impulso alcista. Si el MACD cruza por debajo de la línea de señal, podría confirmar el sentimiento bajista a corto plazo.

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La volatilidad a corto plazo del cobre frente a la convicción a largo plazo
A pesar de la tendencia alcista a largo plazo, persisten los obstáculos a corto plazo. La desaceleración del sector inmobiliario chino sigue afectando la confianza en favor de los metales industriales, mientras que el endurecimiento de las condiciones financieras podría retrasar las entradas especulativas.
Sin embargo, los analistas creen en general que cualquier corrección de precios durará poco, ya que los fundamentos a largo plazo siguen siendo favorables. Los fondos que se posicionan de cara a la próxima tendencia alcista en 2026 consideran que los retrocesos hacia el rango de los 9 000 a los 9 500 dólares son oportunidades de compra.
Las cifras de rendimiento citadas no garantizan el rendimiento futuro.